[L]os anarquistas no van precisamente contra una clase social, ni contra un sistema económico, ni proceden ellos exclusivamente de una determinada clase social sino de todas. Van contra un principio—el principio de autoridad—contra la organización social que es autoritaria en todos los órdenes de la vida desde el político hasta el moral y desde el intelectual hasta el económico, y contra todas las clases sociales que se opongan a la libertad, a la anarquía.
Eduardo Gilimón, ‘La Anarquía’, La Protesta, 20 de agosto de 1908