Salvo algunos momentos fugaces y de escaso relieve histórico, la nación nuca fue en la Argentina–como lo es en los países logrados–la unidad integrada de todos sus componentes, sino más bien la visión absoluta y excluyente que cada uno de éstos tenía de sí mismo.
Pablo Giussani, Los días de Alfonsín, Buenos Aires, 1986, p. 8