[U]na doctrina con elementos libertarios y entiestatalistas debería exlicar por qué ha terminado por constituirse en la aureola ideológica de regímenes autocráticos; de qué modo las promesas que anunciaban el fin de la prehistoria han podido reforzar la historia de crímenes y tormentos de un siglo que no ha carecido precisamente de horrores; cómo el avance hacia una distribución más justa de la riqueza ha sido acompañado de nuevas y reprobables jerarquizaciones; por qué la proyectada democracia de los trabajadores desembocó en la despolitización de las masas y en la negación de derechos sindicales elementales; el pasaje del reino de la necesidad al de la libertad, en el cercenamiento de libertades básicas; el internacionalismo proletario, en el derecho imperial de intervención armada en los territorios sojuzgados y en el enfrentamiento violento y sin principios entre países del mismo campo socialista.
No obstante, si todos esos elementos eran más que suficientes para legitimar la puesta en crisis del marxismo, el anacronismo argentino ha querido que la recibamos con el carácter de una polémica doblemente aplazada, puesto que era imposible tematizarla cuando el terrorismo de Estado se dedicaba a descuartizar los cuerpos de tantos marxistas junto con las doctrinas que los sustentaban. Empero, un relato que hoy exculpe lisa y llanamente la responsabilidad de la izquierda en nuestro país, arguyendo el salvajismo incomnensurablemente mayor de la barbarie militar, no haría más que contribuir a ese viaje tan argentino por los parajes de la amnesia. Tanto las versiones peronistas como de izquierda, tanto las estrategias insurreccionalistas como guerirrlleras, tanto el obrerismo clasista como el purismo armado, estruvieron fuertemente animados de pulsiones jacobinas y autoritarias que se tradujeron en el desconocimiento de la democracia como un valor sustantivo y en una escisión riesgosa entre la política y la moral.
Oscar Terán, ‘Una polémica postergada: la crisis del marxismo’, in De utopías, catástrofes y esperanzas: un camino intelectual, Buenos Aires, 2006, p. 49