El ambiente está lleno de intelectuales sin obra que en realidad son políticos sin votos: a tales seres no se les puede pedir un pensamiento que, por desmitificador, pueda alienarlos de las grandes mayorías. Se trata del tipo de animal político que puede ser marxista si es que hay un segmento de la opinión local para el cual el marxismo es la “buena doctrina”, pero que jamás podría lanzarse a la aventura del pensamiento a que se entregó Karl Marx, ni aspiraría a ello.
Carlos Escudé, Realismo periférico, Buenos Aires, 1992, p. 11