Se podría decir que hay anomia cuando la observancia contrafáctica […] de una determinada norma en un cierto grupo social sería eficiente en el sentido de que ese estado de observancia sería Pareto-óptima respecto de cualquier otra situación posible, incluyendo a la situación real de inobservancia, o sea en ese estado nadie estaría peor y alguno por lo menos estaría mejor. […] Sin embargo, este criterio no es operativo si tomamos […], como parte del grupo social relevante y como partícipes en la acción colectiva, a individuos que tienen propósitos lógicamente incompatibles con los de los demás. Por ejemplo, supongamos que algunos disfruten del caos de las calles porteñas, ya que lo consideran un sustituto gratuito del juego de los autos chocadores de los parques de diversiones.
Carlos Santiago Nino, Un país al margen de la ley: estudio de la anomia como componente del subdesarrollo argentino, Buenos Aires, 1992, pp. 37-38