A veces se topa uno con filósofos analíticos, o caen en manos de uno escritos de autores analíticos, que, por su rigidez e intolerancia, hacen pensar en lo que se ha llamado “terrorismo intelectual”—el tipo de terrorismo que suelen ejercer los “pequeños inquisidores” o los “burócratas intelectuales”—. Por fortuna, el terrorismo intelectual no puede gozar de larga vida dentro del pensamiento realmente analítico, porque termina por ser incompatible con el análisis, el cual se acaba cuando deja de ser crítico. Los posibles “excesos de análisis” no se curan con “menos análisis”, sino con más; aunque suene a paradoja, los “excesos del análisis” son opuestos a un “exceso de análisis”. El posible terrorismo intelectual antianalítico, en cambio, puede ser largo, y hasta crónico, porque las puertas de la crítica no prevalecen contra él.
José Ferrater Mora, Cambio de marcha en filosofía, Madrid, 1974, pp. 53-54