Los lacanianos se interesan solamente por la práctica psicoanalítica: no les interesa saber si esa práctica es fundada o infundada, eficaz o ineficaz. Se ponen en la posición del terapeuta que vive de su trabajo, no del paciente que le paga la consulta. Al paciente, en cambio, debiera interesarle saber qué dicen las estadísticas acerca del poder curativo de las doscientas y pico de escuelas de terapia verbal. Al fin y al cabo, están en juego su salud mental y su billetera.
Mario Bunge, ‘El psicoanlálisis: ¿ciencia o macaneo?’, en Vistas y entrevistas, 2nd ed., Buenos Aires, 1997, pp. 235-236