[E]ntre los veinte elementos constitutivos del temperamento y del carácter, hay uno que domina a los demás y corresponde al motor central de la conducta. ¿Qué facultad so verana aparece en Sarmiento que haga de las otras simples satélites y nos dé la clave de su extraordinario destino? No hay duda posible: es la voluntad. Y en estos países de inconstancia y apatía, es altamente significativo, y acaso presagioso, que la admiración del pueblo converja hacia un héroe de la voluntad; y que sea esta potencia dictatorial la única que conserve, ante los que no la poseen sino enferma y desmedrada, todo su radiante prestigio de ultratumba.
Paul Groussac, ‘Sarmiento’, in El viaje intelectual (Buenos Aires, 1904)