[L]o que se presenta hoy como post sólo es un pre. Jurgen Habermans […] sostiene que los posmodernos no hacen sino renovar los viejos ataques del prerromanticismo y del romanticismo del siglo XIX a la Ilustración y al Iluminismo.
Es curioso que esta corriente de pensamiento tenga su centro de difusión en París y sus principales representantes se consideren pensadores de avanzada, de izquierda, rebeldes y hasta revolucionarios, pero su fuente de inspiración es la vieja filosofía alemana de la derecha no tradicional. También Habermas observó la paradoja de que, cuando, por primera vez y como consecuencia de la derrota del nazismo, el pensamiento alemán abandonó sus tendencias antioccidentales y aceptó abiertamente el racionalismo y la modernidad, le llegó desde París, presentado como la última novedad, el retorno de las ideas autóctonas de las que trataba de alejarse. Los alemanes debían ahora volver a Nietzsche y a Heidegger, traducidos del francés.
Juan José Sebreli, El asedio a la modernidad, Buenos Aires, 1991, p. 14