Es asombrosa la cantidad de mujeres que prefieren una conversación inteligente a una musculatura sólida.
Tomás Eloy Martínez, El cantor de tango, Buenos Aires, 2004, p. 69
Es asombrosa la cantidad de mujeres que prefieren una conversación inteligente a una musculatura sólida.
Tomás Eloy Martínez, El cantor de tango, Buenos Aires, 2004, p. 69
Las mujeres no dan pena cuando lloran sino cuando empiezan a humedecérseles los ojos.
Enrique Cadícamo, El desconocido Juan Carlos Cobian, Buenos Aires, 1972, p. 114
Pérdida de tiempo. Para las mujeres, la duración de un amor que no concluye en matrimonio. “Con Prudencio, perdí siete años.”
Adolfo Bioy Casares, Descanso de caminantes: diarios íntimos, Buenos Aires, 2001, p. 89
Dear Imre,
If the worst comes to the worst, we have 8 days together. Now, let me suggest how to spend them. First day morning: my flat business in London; afternoon: Sussex. There remain seven days. Now I suggest that you send me (1) your MS of AM with all the cuts, changes etc. suggested by you and (2) as much as you have of the clean copy of my translation with your comments in the margin and suggestions for change, and dictionary. […] So by the time I come to London we shall not need more than two days to discuss what remains. […] There still remain five days. Now you may have finished MAM before I come. If there is still enough time to send it to me I shall have had time to read it and to make my first informal comments. I shall also have made a sketch of my answer. One day for discussing both. There remain four days to chase after girls—and this if the worst comes to the worst[.]
Paul Feyerabend, Letter to Imre Lakatos, July 19, 1972, in Matteo Motterlini (ed.), For and Against Method: Including Lakatos’s Lectures on Scientific Method and the Lakatos-Feyerabend Correspondence, Chicago, 1999, p. 286
Como ocurre con las mujeres que nos gustan, todo me gusta en ella, desde el color oscuro del pelo hasta el perfume que sus manos dejan en las mías.
Adolfo Bioy Casares, ‘Todos los hombres son iguales’, in Historias de amor, Buenos Aires, 2004, p. 21
Una chica excepcional. Me atreví a preguntar:
—¿Y por qué usted la encontraba tan excepcional?
—Mire—me dijo—: a mí me gustaba mucho, en ese momento la prefería a cualquier otra cosa, lo que ya es encontrarla excepcional, aunque sea de acuerdo al criterio, menos arbitrario que misterioso, de nuestras preferencias.
Adolfo Bioy Casares, Descanso de caminantes: diarios íntimos, Buenos Aires, 2001, p. 25